viernes, 24 de febrero de 2012

A RITMO DE TERTULIA

                                                          A RITMO DE TERTULIA

Entre un café y otro se conocieron. Un lugar lleno de tradición envuelve una nueva historia que ascenderá quizás, a más de una conversación. Las fotografías alrededor me hacen pensar en cada uno de los que llega a este lugar. Pensar en la historia que empezó  y que aún perdura en el tiempo de la modernidad.

Sus sillas tan tradicionales y cómodas me trasmiten a una época en la que el amor se la jugaba en un todo por el otro. Hoy entran y salen como lo hubiese hecho mis abuelos en su época, tranquilos, serenos y sin  miedo de decirle al mundo que se aman, sin miedo a regresar al caos de una ciudad que crece día a día sin pensar en  cada uno de los segundos que dejamos de estar con ese ser que mas queremos, es entonces donde me veo y miro en mí a un ser sólo y frío que ha permitido que la vida pasa sin darse cuenta de esos pequeños pero llenadores detalles.

Ellos están ahí, el tiempo se congela, la tertulia amerita un café más, no se pueden marchar sin recordar que cuando jóvenes su historia se ligo a este lugar. Con sus manos llenas de sabiduría y experiencia él la toma de la  mano, ella, tan delicada pero a su vez llena de misterios, recuerdos que simbolizan el amor del pasado y es, esa experiencia que durante  55 años le permiten estar sentada como toda una dama frente a las memorias del pasado. Tras sus canas lucidas la energía de entender que el  placer de la vida, está en tomarse el tiempo y conversar de lo que pasó o de lo que hubiese pasado sí...  Sí un día no hubiesen tomado la decisión de dispersar sus caminos.

No se atormentan por nada. En un lugar tan cálido lleno de una historia que marca las pautas de la vida de aquellos que se han dado el gusto de pasar por esto, que se ha convertido más que en ladrillos impuestos por el hombre.
Un sonido al fondo refresca mi espíritu y quizás más el de ellos que durante décadas se han sentado ahí, en esa misma mesa con la única intención de congelar el tiempo y el espacio.

Molduras de lindas historias es el reflejo de  una vida que merece vivir la intensidad de las pasiones, bajo las conversaciones más tiernas a los puntos intelectuales más elevados. No es raro  ver la pasividad de algunos con la que toman su libro que pinta más de algunos años, pero que aún vale la pena leer. Pero esto solo será con la única intención que llegue su amigo, su camarada con una amistad de  más de 45 años y discutan las políticas sociales de esos tiempos y los viejos, en que los Rojos fueron vistos como los malos que marcaron la historia.

En este  club de abuelos que viven intensamente cada uno de los segundos que restan a su vida, es la ilustración más sabia de una vida cargada de energía que no se rinde frente a los grandes inventos modernos y es por esta caracterización  la máxima representación de unas generaciones que de manera apasionada cada día escriben su historia al venir a refutar lo que su compañero dice frente a la economía de su País.

Sindy Carolina Londoño Posada.

miércoles, 22 de febrero de 2012

BAR ALPUS
Olor a alcohol, dinero, euforia, risas, incoherencias, mesas cojas, livianas, luces rojas Tertulias q se olvidan cuando llega, la maldita borrachera. Meseras con billetes en la blusa, Trincheras de una luz semi difusa, Que les quita la cara a los q esconden secretos personales, tiene bar y zona de comidas la música es variada pero suave, los meseros son jóvenes y muy atentos, tiene una vitrola que es su gran atracción ya que el bar es decorado de forma antigua.
Llegue al bar y casi todos los clientes eran parejas, una que otra mesa había un grupo de amigas comiendo en particular es un sitio relajado para dialogar comer o tomarse algo, su ambiente es muy tranquilo  el cual se presta para pasar un rato agradable o compartir con su pareja.
me llamo la atención una pareja en especial por que se veía que ambos eran inseguros y nerviosos lo más probable es que era su primera o segunda salida , estaba sentada en una mesa era la mesa más escondida del bar, se sentaron y pidieron la carta, ella era una joven bajita, delgada, mona de cabello largo, ojos oscuros, lucía un vestido corto de jean  y parecía que  tenía  de  21 a 22 años  y él cera alto trocito, moreno, un motilado corto, ojos claros, un reloj muy grande y llamativo y su vestuario era más señorial por su aspecto  era de unos 26 a 27 años
Después de acomodarse, sentarse ella pidió una arepa con pollo y la especialidad de la casa y el pidió un chuzo, comieron mientras en le decía cosas y ella se reía y se reía terminaron de comer y ya se notaba que había más confianza ella ya hablaba un poquito mas y estaba como menos tímida
El cómo iniciativa pidió una jarra de cerveza, ellos muy contestos se veía que apenas estaban saliendo por que en todo el rato que había pasado, él no se arriesgaba a darle un beso la abrasaba, le sonreía, y le coqueteaba mucho pero ella siempre era como un poquito prevenida, hablaban y hablaban y ella ya con unas cuantas cervezas se notaba que estaba ya muy contenta o su timidez la había perdido.
Se terminó la jarra y pidieron otra el chico se veía muy conversador pero ella a su vez se le notaba esas ganas de estar con él , pues bueno después de tanto tiempo él se le acercó y le dio un beso, ella después de tener un poco más de confianza se lo dio, entre besos y besos se acabó la otra jarra el chico muy contento pidió la cuenta y se fueron a rumbear a una discoteca al frente, ella ya con varios tragos bailaba, se reía ,besos vienen besos van cerraron la disco y como todos pueden imaginar se fueron a amanecer juntos y su noche les termino muy romántica, tierna y placentera.
ALEJANDRA QUINTERO PATIÑO

martes, 21 de febrero de 2012


“UNA DESPEDIDA PARA SIEMPRE”
Como hace tanto, vuelvo a la niñería de escribir ¿Para qué excusarme diciendo que no podría decirte todo esto a la cara? Creo que eso ya lo sabes, como también sabes que ni siquiera puedo mirarte sin que me venza el llanto. No tengo excusa, pues es más un desahogo que un intento de algo contigo. No se por qué lo hago. Algunos -pobres ilusos- creen que es una manera de superarlo, de darle fin definitivamente. Acto seguido me dicen que no se me ocurra mostrártela... ¿pero qué más dará ya? ¿Qué me queda por perder? porque desde luego, a ti, poco a poco y casi sin darme cuenta, hace mucho tiempo te perdí. De ninguna manera quiero parecer nostálgica, solo quería sacar de mi memoria lo que muchas veces no te dije y lo que pudo en algún momento ser importante y que ya hoy es parte del pasado muerto; ese tiempo que parece estar estático en mis recuerdos y que me lleva a sentirte siempre vivo en mí, como parte de lo que pasa siempre pero nunca se va o se olvida.

Hay tantas cosas que se me quedaron en mi cabeza, en mi vida, que no se me ocurrieron, por los nervios, por la angustia del momento, o quizás por otra cosa, decirte aquella noche... ¿Cómo iba a imaginarme lo que estaba pasando? Ni siquiera en ese momento en el que me dijiste tantas cosas que hirieron, al tanto insistirte en sinceridad, que todo se había acabado, pude darme cuenta de que a partir de ahí jamás volvería a besar tus labios, a sentir un abrazo tuyo o acariciarte. ¿Y sabes qué? Hoy, a casi unos dos meses de todo eso, aún no me he dado cuenta. Cómo afrontar que no volverás a llamarme, que no cruzaremos miradas, que no me insistiremos más, que no nos volveremos a cuestionar como es el presente del verbo Saber...

Aun recuerdo nuestros días, y algún desafortunado que estaba allí, eran testigos de nuestras caricias. Cómo iba a saber yo que lo que para mí era tocar el cielo para ti era monotonía...

Los recuerdos se me vienen encima sin poder evitarlo, los recuerdos y sin querer darme cuenta, también todo lo demás. Mientras escribo todo esto pienso, pienso, y no me creo que esté hablándote a ti, hablándole a alguien que ya no existe. Porque ya no existes, CAMILO. El chico que me llamó esa tarde de hace 8 días no era el mismo con el que compartí cama, sueños, y un futuro. ¿Qué fue de todo lo que habíamos planeado?
Me dijiste que lo acabaría superando, que poco a poco, con el tiempo, terminaría olvidándote ¿realmente te creíste esas palabras? porque conforme va pasando el tiempo, voy dándome cuenta de que no sólo no consigo olvidarte, sino que te quiero igual.

Me hubiera gustado verte otra vez, poder mirarte a los ojos y decirte cosas que no se contarle a nadie, Sólo que de haber sabido que la última vez que te cogí de la mano iba a ser la última, no habría dejado de hacerlo; si hubiera sabido que la última vez que abracé tu cuerpo iba a ser la última, no te habría soltado; de haber sabido que la última vez que te besé iba a ser la última, no habría parado, de haber sabido que la última vez que te ame era la última.....no hubiera terminado. 
Te conozco, aunque creas que no es así, y sé que no habrá respuesta a esto, que no encontrarás ni respuesta ni motivo para hacerlo. Ahora ya sé que te he perdido, que lo he perdido todo. Y aún así no puedo dejar que te vayas para siempre de mi vida y me olvides sin que sepas que no te guardo rencor, que lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y que tú nunca ibas a ver en mí lo que yo en ti. Quiero que sepas que te amé desde el primer día y que te sigo amando, ahora más que nunca, aunque te pese. Los recuerdos de tu mundo me invaden noche y día, o de ese mundo que yo inventé para ti, para nosotros. Contigo me transportaba, dejaba a un lado los problemas, los agobios, para refugiarme en ti, a escucharte hablar de tu vida, tus historias Lo echo todo, tanto de menos...


ALEJANDRA QUINTERO PATIÑO
Popular o no popular
Cuando llegas es lo primero que ves ya que llama su atención por su tamaño y porque siempre está habitado por muchas personas; además el ruido que genera es muy fuerte como si cada segundo cayera una tormenta en ese lugar. Su función es muy multifacética funciona para  personas que no aguanta tener los ojos abiertos  y necesitan recostar su grande cabeza en alguna parte de este lugar y les gusta arrullarse con el ruido de todas las  descargas emocionales que habitan allí. También funciona para las personas que no acabaron de terminar sus responsabilidades en su casa y vienen y las terminan allí, otra las personas que tienen un gran hueco van allá y se distraen o ven como pasa el tiempo o  se ponen  a ver la mosca pasar;  hay cantidad de opciones que pueden escoger. Su estructura es firme está hecha para resistir lo golpes más fuertes que pueden haber. Tiene una mescla de emociones deportivas junto con el ocio de cada estudiante formando así una montaña rusa de diferentes momentos que nos llevan a esperar que pasen las horas.
Tiene diversos olores y ellos cambian al par  de los minutos , el olor mañanero es más dulce y fresco por otro lado en las tardes es más fuerte y sudoroso y por las noches se convierte en un olor concentrado y perezoso. Está adecuado para brindar toda clase de comodidades vienen con sillas en la cual se pueden convertir en escritorio, comedor y cama a su vez. Es un referente  en el cual usted en cualquier momento del día tiene que pasar por su lado. Las personas que lo concurren  son diversas aunque tiran más por el lado de los ingenieros. Su color rojo y amarillo  resalta la fuerza y tranquilidad que genera a quien lo  habita.

Juanita Vargas Herrera

lunes, 20 de febrero de 2012


SALIDA ENTRE AMIGAS
 
Una salida casual, todas las amigas del colegio reunidas al fin con la amiga que tuvo la suerte de llegar a otro país y quedarse en él,  y mejor aún, conseguir  un gringo, el sueño de toda soltera cuarentona que se siente fracasada por solo haber tenido hijos maleducados y un marido  que las dejó por otra más joven y bella. Todos a la luz de una vela que mejoraba sus aspectos o traducía sus arrugas, conversaban o al menos lo intentaban pues las traducciones con el gringo se hacían confusas, cuando se hablaba de algún modismo muy propio de la ciudad.
La mesa de madera un poco pequeña para tantas historias, soportaba en ella la botella insignia de la cultura paisa, la música en vivo las hacia ahondar más en sus época glamorosa en que las cremas no eran necesarias y conseguir un amor furtivo no se hacía tan imposible. El lugar traducía una historia francesa muy conocida por su valor católico, por la santidad que la misma protagonista representaba, la doncella de Orleans, que estaba en los murales de aquel sitio y en lo rustico del medio evo de las banderillas de sus baños; Mónica, percibió que aquel lugar era el perfecto para entrar en ambiente, pues las luces tenues y los colores marrones y rojizos de sus paredes, hacían de este un lugar romántico y mejor aún un lugar donde no se podía apreciar los años que acumulaban entre todas, nada que ver con la mujer luchadora y valiente que saco a los ingleses de Francia sin importarle su aspecto masculino.
El nombre de aquella doncella se podía ver en todas partes mostrando solo sus iniciales, en una clase de signo en forma de escudo. Patricia y Lucía salen juntas al baño como en una conspiración fatal para atrapar a el cantante que se robó el show esa noche, una de ellas se acerca a la barra mientras la otra (Patricia), está en la sala de operaciones, dícese de baño, aplicándose en el gran espejo con marco café el labial rojo pasión y acomodándose sus pechos caídos por la bendita gravedad en sus braceares se encaje, todo por la ocasión y por la desesperación. Habiendo hecho esto de detiene a mirar los avisos parroquiales de obras teatrales, de usar condón y de conductora elegida que el baño proporcionaba.
Lucia, mientras, esperaba en la barra tratando de coquetear con el cantante. En un momento llegue a pensar que alguna copa de vino que se encontraban encima de ella, me haría el favor de caerle encima para que no continuara con algo que para ella era casual y para nada desesperado. Patricia sale del baño y se acerca a Lucia haciendo el mismo gesto como si fuera mecánico entre las mujeres con necesidades afectivas, en ese momento no supe quien era más patética, para disimularlo pidieron una canción al barman al frente del computador que más tarde se vería a través de las pantallas de televisión que acompañaban algunas mesas incluyendo la de este grupo muy particular.
Viéndose fracasadas admiraron como último recurso una repisa encima de la mesa del cantante con licores exhibidos de alta gama, el cantante solo les sonrió como a todos lo que se le acercaban, pues su aire de grandeza y de artista frustrado de bares le hacían creer que solo haciendo esta muestra de afecto y con su inigualable aspecto físico, las tendría a sus pies. Ellas, desilusionadas un  poco por no haber conseguido agarrar a este hermoso espécimen, se sentaron de nuevo en su mesa a seguir torturándose con los años “mozos”.
La nueva gringa y su presa ya dominada decidieron que era demasiado tarde y no haría bien a sus enfermedades crónicas, así que se levantaron de la mesa y se despidieron amablemente como pudieron, las que se quedaban así se sintieron. Mónica, Patricia y Lucia compartirían un rato mas admirando las melódicas prosas que el cantante les interpretaba junto con su buen amigo sancho, el guitarrista, que también captaba la atención de las mujeres con el síndrome de abstinencia del lugar. Ya podían hablar de la feliz pareja que las había acabado de abandonar más tranquilamente, sin disimular la envidia que las envenenaba por la tan buena suerte de aquella gran amiga.
La mesera después de escuchar al oído a un amigo del cantante que lo acompañaba esa noche, llevó dos cervezas a la mesa de estas tres mujeres, ellas se emocionaron por tan buen gesto, pero les pareció desconsiderado que aquel hombre hubiera mandado dos y no tres, pero al fin habían capturado algo no importa que, algo. Mónica un poco mas escéptica y con más conciencia de la realidad, miro a su alrededor y vio a dos mujeres hermosas y jóvenes sentadas en la mesa contigua, tal como lo pensó rápidamente en su mente, las cervezas eran para ellas y la mesera había cometido un grave error, las había ilusionado. Luego de esto solo les quedo admirar los cuadros abstractos y los candelabros que las acompañaban y pensar que a pesar de tener sus añitos seguían vivas y alegres, además se tenían a las tres para seguir riendo en lugares como este de lo que fueron y lo que son capaces de hacer. Decidieron irse con las palabras “pasamos muy bueno muchachas, esto hay que repetirlo”.

MELISSA RAMIREZ RESTREPO

Desilusión..._Johana Ramos

La tarde es en sí misma ligeramente lúgubre, el cielo parcialmente cubierto por grisáceas nubes parece anunciar un resto de tarde y noche lluviosa, pero como lo dijera un viejo refrán “puro tilín, tilín y nada de paletas” porque además de unas cuantas miserables gotas que más parecían escupitajos, el ambiente no fue más que una serie de amenazas sin cumplimiento. Gracias a la discusión de una  pareja en la mesa contigua cual novela venezolana, me cuesta trabajo concentrarme en el entorno universitario, pero cuando la fatal disputa llega a su fin y la chica sale indignada dejando a su parejo resignado, finalmente yo enfoco mis sentidos hacia lo que realmente nos concierne.  Como si la tarde no fuese lo suficientemente deprimente, miro hacia mi izquierda y lo que recibo de inmediato es un golpe de desilusión que además viene acompañado del recuerdo de señores de edad bastante avanzada, con enormes barrigas e insufribles corbatas que traen encima el penetrante olor a nicotina y café que parece ya haber permeado hasta los ladrillos, inevitablemente pienso también en el complicado uso protocolario: “no gorras, no sandalias, no minifaldas…” en fin lo que haga falta para hacer de este bloque el lugar más cuadriculado y en mi opinión el más aburrido de toda la universidad y eso que me limito a hablar sólo de la edificación porque hablar de quienes la habitan sería meter las narices en terrenos delicados, echándole limón a los ojos del encanto más protegido por la propia “Casa”, a los niños consentidos, al mejor producto de la universidad, al ejemplo a seguir, en fin lo que le levanta el ego a la propia progenitora y por supuesto a sus viejos barrigones y prospectos de los mismos. Pero continuemos en lo que íbamos, sigo mirando hacia la izquierda y no puedo evitar reírme mientras miro la rampa que sube hacia el segundo piso del mismo bloque que me dice a gritos “educación a los discapacitados” pero eso sí a los discapacitados interesados en estudiar única y exclusivamente derecho porque de resto no tienen acceso a la universidad. Pero bueno basta ya de darle importancia a este bloque y miremos hacia la derecha en donde podemos encontrar la máxima expresión de lo que significa invertir inteligente y significativamente para nuestros distinguidos cabecillas: el parque lineal,  que conduce casi poéticamente hacia el edificio de admisiones. Un puente de concreto y vidrio templado, fina mezcla cabe resaltar, se extiende por encima de una fuente que por la capa de moho que contiene ya no logro distinguir el color de su fondo, adornada gloriosamente por altísimos chorros de agua cual celebración de fin de año y bueno la poesía caduca cuando de repente si giramos hacia la izquierda encontramos los edificios antes mencionados, hay que resaltar que atendidos por los más dulces rostros jamás conocidos, y si seguimos derecho encontramos el teatro, pero guardemos la ilusión que traíamos.
Volviendo al punto de origen, sigamos el sendero entre jardines y matorrales y lleguemos al “Kiosco de la chicas” o como ya algunos lo han adoptado: “Mandarina”, un genial ejemplo de lo que significa Alimentación universitaria: grandes cantidades de grasa y harinas expresadas en papitas, pizza y chuzos, junto a bebidas llenas de conservantes, claro a menos que tengas el tiempo para esperar “una ensalada con un jugo natural por favor”, pero seamos realistas, para éste último tienes un hueco de dos horas mínimo o en el peor de los casos recién comienzas semestre, en fin.
El recorrido no es que sea lo máximo y realmente no lo haces a menos de tener que cruzar para llegar a alguna clase o, como es el caso, para hacer un trabajo de Lenguaje y creatividad, pero en cualquiera de los casos por lo menos asegúrense de tener buena compañía o algo que sea lo medianamente decente como para evitarles la desilusión que ya me invadió a mí. 




¿Boulevard de Comidas?

Escribir sobre un lugar de mi universidad que no conozca y detallar lo que allí se encuentra, no es una tarea fácil y mucho menos agradable. Primero, porque creo saber que la conozco en su totalidad, y segundo, no es nada atractivo hacerlo un viernes a las 4 de la tarde, mientras bien podría estar refrescándome por cuenta de una fría cerveza.
En vista de que no hubo clase y todo porque no contábamos con el aula para recibirla, Josué nos asignó esta labor con el fin de hacer un correcto ejercicio al escribir. Con la intención de seguir sus indicaciones, me dirijo al bloque once pensando qué lugar de la universidad podría servirme para realizar la actividad. Fue entonces que mientras caminaba, miro detrás del arco sur de la cancha y se me ocurre que el Bloque de Ingenierías era el lugar indicado para salirle al paso a tan tediosa tarea. Acto seguido camino hasta allá y a continuación describo lo que allí me encuentro.
Después de caminar por el sendero lateral a la cancha, llego a un corredor en donde a la mitad hay unas escaleras que bajan. Éstas, construidas en concreto y sin embaldosar, despiertan mi curiosidad porque llevan a la base del bloque de donde suben varias personas. Tomo la decisión de bajar y me siento en una de las mesas ubicada justo en frente de una fotocopiadora que tiene como nombre: bloque 4. La mesa es de color cromado, altura media y redonda. Como ella, hay aproximadamente unas 80 a lo largo del lugar, todas y cada una acompañadas por 4 sillas y con el escudo grabado del Alma Mater. Observo a mí alrededor y hay poca gente. Solo dos chicas en una mesa frente a mí, y al fondo sobre mi derecha, dos grupos de hombres y mujeres que observan sus laptops mientras conversan.
El lugar es bastante amplio, organizado y limpio. Justo al frente de donde estoy, veo varios locales comerciales de comidas rápidas todos con el mismo diseño en su arquitectura. Los letreros que se ubican sobre cada uno de ellos, son de diferentes colores. Entre ellos priman el amarillo, el negro y el rojo, que siguiendo la lógica de la psicología del color, en realidad logran el cometido de causar hambre. Por lo menos conmigo lo lograron.
La arquitectura del sitio es contemporánea. Las columnas que sostienen el edificio, están enchapabas con un baldosín negro carrara, que hace juego con el piso que es de un color gris claro, y el techo, que a mi parecer es lo más especial del lugar, tiene a lo largo varias ondulaciones separadas por la misma distancia, dando la sensación y la forma de las olas del mar. Por su parte la iluminación, corre por cuenta de unos ojos de buey con luz blanca. Éstos, que son casi unos 20 en los que puedo contar y que extrañamente se encuentran todos en buen estado, están ubicados estratégicamente para que alumbren todas las mesas del lugar. Y lo digo porque desde esta esquina, escribo sin ningún problema todo lo que tengo a la vista.
Pasadas las 5 de la tarde y aún sorprendido por encontrarme un lugar como este dentro de mi campus universitario, observo una vez más todo lo que aquí he descrito. Las tiendas, las mesas, el diseño y la organización del lugar, hacen que se convierta en una posibilidad más para las necesidades de toda la comunidad universitaria. Y para quienes todavía no conozcan este sitio y busquen un lugar diferente con varias posibilidades dentro de la Universidad, les extiendo la invitación al Boulevard de Comidas, que nada tiene que envidiarle a una zona de comidas de un centro comercial en la ciudad.

Andrés Cañola G
Estudiante de Comunicación y Relaciones Corporativas
NO OLVIDAR EL PROYECTO DE AULA, CIUDAD IDEAL, UTÓPICA O IMAGINARIA


EN UN CAFÉ BAR

Tres escalones y una acera lo separaban de un paradero de buses. Bastante accesible el transporte para llegar o salir del lugar. Adentro,  se respiraba un aire de tranquilidad a pesar del agite y  los múltiples sitios que lo rodean, y digo tranquilo porque a diferencia de muchos otros lugares frecuentados, este no era uno de esos donde una vez que estas adentro tus tímpanos comienzan a colapsar y si se trata de un momento para compartir con otras personas, tienes que acostumbrar la noche al dialogo en alaridos o simplemente leer los labios de los demás. No, este siquiera no era uno de esos.

Eran las nueve y treinta de la noche cuando ya estaba acomodándome en la mesa de madera con velita central, por suerte no nos tocó sentar en esas sillas incómodas y duras de cuatro patas y espaldar. La mesa de nosotras tenía un sofá blanco de cuero, bastante cómodo para disfrutar. Como aún era temprano, muchas de las mesas todavía se veían vacías. Sin embargo, a nuestro lado derecho ya teníamos una parejita; un hombre bastante alto, de treinta y cinco años aproximadamente, tenía en la mesa un vaso con un trago, pero todavía no podía descifrar que era lo que estaba tomando. Más adelante cuando volviera a servirle la mesera, de pronto lo iba a saber. El llevaba unos jeans azules, una camiseta de rayas azules y blancas y unos zapatos oscuros. La mujer quien se encontraba tomando una cerveza Pilsen en vaso de cristal tenía una blusa blanca, unos jeans y unas sandalias blancas también. El cabello era negro y largo. Esta pareja tenía algo particular; eran muy callados, no hablaban, se la pasaban mirando los videos de las dos pantallas que tenía el bar. Lo más curioso era que los videos como en muchos otros establecimientos, no correspondían a la música que estaba sonando. Mientras escuchábamos  música pop y rock, en las pantallas mostraban el video de “gata salvaje” o “taxi de Ricardo Arjona”. Y la pareja disfrutaba viendo esto.

Ya en el otro extremo, el izquierdo, teníamos otra pareja, y que bien lo dije: era el otro extremo. Llegó la mesera con dos cervezas para ellos, pero estas eran Club Colombia. La pareja lucia muy cariñosa, era la señal de que estaban comenzando relación. La mujer muy bonita y bien arreglada; un cabello liso y muy cepillado, un pantalón negro y una blusa roja, bastante llamativa. El hombre, con una sonrisa para ella todo el tiempo, llevaba su camisa por dentro y estaba bien peinado.

Diagonal a nosotras se encontraban los dos cantantes; jóvenes y agradables, o por lo menos cantaban bueno. Uno de ellos, el de la guitarra, tenía ropa oscura y el cabello largo pero recogido. El otro, Daniel, tenía una camisa Azul clara, un blue jean y el cabello corto. Estos tenían al frente su grupo de amigos haciéndoles barra cuando finalizaban las canciones, y entre todos ellos un hombre algo misterioso. Pero no es todavía el momento de hablar de él.

Nosotras estábamos tomando dos cocteles que vimos en la carta de tres lados, color naranja. El coctel de ella era color azul, bastante dulcecito, y el mío era rojo, un poco más cítrico. Pero por favor no me pidan los nombres. Eran bastante raros y los olvidamos. Además me puse a hacer un rápido scanner por todas las mesas del lugar y noté que en casi todas tenían solo cervezas, y las dos meseras jovencitas, solo pasaban con la bandeja llena de cervezas. Solo había una que la tenían encargada de repartir crispetas y crispetas.

Cuando terminamos el coctel, pedimos de nuevo la carta para pedir otra cosa porque toda la noche no íbamos a pasar tomando cocteles de diez mil pesos cada uno. Entonces nos decidimos por media de guaro tapa azul. Entiéndase por guaro tapa azul aquel que no tiene azúcar y no es tan fuerte.

Ya había pasado más de una hora y la pareja del lado derecho seguía con los vasos vacíos, el de la cerveza y el  del trago que no sabía que era. Lo raro era que no llamaban la mesera. Parecía que no tuvieran más dinero para seguir bebiendo algo. También seguían callados, no murmuraban, no se miraban. Parecían momias mirando las pantallas. Y si miraba para el otro lado, la otra pareja si se dedicaba tiempo; tiempo para besos, miradas y caricias. Para ellos no existía nadie más en ese lugar.

En el café- bar no podía faltar el grupo de amigos extranjeros. En esta mesa sí que había una buena combinación. Una mujer negra vestida de pantalón blanco y blusa negra, un hombre rubio, muy alto en compañía de una mujer oriental, con el cabello liso, de ojos rasgados y estatura baja y otras dos amigas de contextura gruesa. Todos tomando cerveza y hablando sobre su viaje en Colombia.

A la media noche ya el lugar estaba lleno, por fin la pareja del lado llamó la mesera y ésta llegó con otra Pilsen y un Ron. Esto era lo que estaba tomando el hombre sin palabras. Dos rones en toda la noche.
Pero bueno hubo un momento donde no me quise centrar en mirar tanto la gente que me rodeaba sino el lugar. El lugar se nota que fue una casa que adecuaron para el bar, porque hasta patio tiene todavía. El techo es azul rey con lámparas naranjadas, por eso la luz es tan tenue. Las paredes son todas diferentes, algunas son amarillas y otras un poco rústicas y de ladrillo. Para mí ya es normal encontrar en muchos lugares como en este, adornos o luces de navidad, no estando precisamente en navidad. Las mesas son todas diferentes, redondas, cuadradas, bajitas y altas. No podía faltar la fila de mujeres para entrar al baño, pero claro con tanta cerveza en el lugar, se llega el momento de expulsar. Aunque la fila la hacen así sea para mirarse en el espejo.

Una mujer que no lograba ver bien desde mi mesa se para al baño e inmediatamente el hombre que la acompaña aprovecha su ausencia para llamar por celular y se sale del bar. La novia se devuelve y no lo encuentra en la mesa. Comienza a mirar para todos los lados y no lo ve, se toma un trago y finalmente el hombre llega asustado y ella con cara de treinta y ocho le pregunta que donde estaba, el comienza a abrazarla y ella lo rechaza. Él le saca el celular y ella comienza a mirárselo, lo que no sabe es que el borró la última llamada. La mujer se calma y él le habla al oído. Ella le sonríe.

Eran las doce y quince cuando la pareja del lado derecho se cansa de mirar las pantallas, cancelan la cuanta y se van.
Mientras mi amiga y yo disfrutamos de la música, un hombre que acompaña los cantantes desde una mesa diagonal a la nuestra, no hacia otra cosa que mirar. Lo que no podíamos saber era a quien miraba. El hombre usaba lentes, el cabello era un poco largo, llevaba ropa oscura y una chaqueta. Tenía pinta de inspector, era algo raro. En un momento vimos que la mesera llegó a la mesa de los extranjeros, que a propósito ya solo quedaban tres mujeres de esa mesa, con 2 cocteles. La mesera les dijo que era de parte del hombre de la esquina. Para nosotras fue muy raro porque ellas eran tres y solo les regaló a dos, además estaban tomando cerveza y él les envió los cocteles que nosotras inicialmente pedimos. El hombre volvió a llamar la mesera y le dijo que se había equivocado porque los cocteles eran para nosotras, entonces llegó con otros dos, mientras las tres mujeres reventaban de la risa.

Nosotras comenzamos a tomar los cocteles, pero a decir verdad fue una mala decisión haber mezclado porque la maluquera al otro día fue una cosa terrible. Cuando le vimos intenciones al hombre de acercarse a nosotras, decidimos pagar la cuenta y salir del lugar.
Afuera estaba el paradero, no con buses por la hora, sino con taxis. Abordamos uno y dijimos adiós al café – bar.

                                                        LAURA MORENO GAVIRIA

El CAGUAN

La verdad, no sé por qué nunca me ha llamado la atención visitar este lugar, a lo mejor será porque está un poco alejado de todo lo que comúnmente frecuento. En esta ocasión quise caminar hasta allí. Me parece que siempre hay que subir bastantico, y si pensamos en el tiempo que tengo entre una clase y otra para tomar o comer algo, pues creo que seguiría visitando los más cercanos.
El lugar tiene un kiosco con  nueve mesas metálicas color plata, que dicen “Boston”. Las patas de las mesas son negras de hierro, no son rectas sino circulares. Las sillas de las mesas son de pasta rojas con espaldar.
Cada mesa tiene encima maletas de todos los jóvenes que se encuentran jugando en la cancha sintética que hay al lado derecho. Esta cancha está cubierta por una maya de aproximadamente cinco metros de altura en cada lado. En los extremos y en los lados tiene postes con lámparas blancas. Pero volviendo a la tienda, en una de las mesas se encontraban dos hombres con jean y camisetas blanca y azul comiendo perros con coca cola. El lugar tiene algo especial, desde que llegas sientes el olor a perro caliente o a salsas y creo que esa es la especialidad del lugar.
También hay dos barras en madera pintadas de color rojo, con dos metros de largo cada una. Hay varias basureras; una gris, una verde y una azul. El techo del kiosco es rojo en metal. Cada mesa tiene conectores de energía para los que van a estudiar y conectar su pc desde allí. En una de las esquinas están ubicadas las botellas de gaseosa en cada caja. Tienes nueve filas de gaseosas y están bien organizadas.
En la caseta de la tienda se encuentra un hombre moreno, de estatura baja atendiendo siempre el lugar. La caseta es un poco estrecha pero por dentro todo lo tiene muy organizado y atractivo para los estudiantes.
Creo que este lugar lo visitaré cuando tenga un antojo especial de perro caliente o quiera tomar algunas fotografías en las canchas que hay alrededor. No existe todavía otro gusto especial aquí.


                                                       LAURA MORENO GAVIRIA

domingo, 19 de febrero de 2012

Como es tu Nombre


Viernes las cinco y media de la tarde, fresco el día, Mateo sentado  junto con su compañero afuera del establecimiento, mientras se charlaba y se contemplaba el panorama adornado de esculturas caminantes, obviamente no podía faltar la Pilsen, que de por si estaba bien helada, apenas para calmar la sed.  Un lugar muy acogedor que dan ganas de relajarse, no muy grande pero si digno para pasar un rato agradable y despojarse de toda una semana de estudio, con buena música y como todo viernes con una vista perfectamente para deleitar el ojo, acompañado de unas buenas politas. Relajados en el borde aledaño al establecimiento y saludando a cuanto conocido pasara cerca, fue cayendo la noche y había perdido la cuenta de cuantas mujeres ya habían pasado por la pasarela.

Una bendita llovizna se aproxima, Mateo y su compañero decidimos entrar a sentarnos en aquella esquina justo cerca a Polaco, el bartender que era un conocido de Joaquín el compañero, que por lo que le cuenta a Mateo es que nunca se ha mandado por lo menos una gaseosa de lo temperamental y lo duro para cobrar que es. Buena música y el ambiente pinta bien, cada vez más frente a nosotros una mesa que con el solo hecho de chequear un poco había mucho talento, cuerpo escultural, cara angelical, y unos ojos que a larga distancia deslumbraban. Pasada la media hora de haberse sentado en aquella noche, Mateo recibe una llamada, se levanta y contesta afuera, en ese mismo instante entra una mujer que lo deja perplejo, contesta su llamada rápidamente y vuelve a entrar, va le cuenta a Joaquín que por lo distraído que esta con la mona que se encontraba diagonal a él, dudo que le haya prestado atención.  

Lleva unos diez minutos sentada en esa mesa. Sola, de a ratos consultaba la hora en el reloj de que llevaba puesto. Es muy bonita, joven, de unos 22 años, delgada, de estatura normal, de cuerpo armonioso, aunque nada exuberante. Un tipo de belleza delicada, podría decirse. Aunque tal vez ignore que nada sería lo mismo en ella sin esa espléndida sonrisa que se esboza en su rostro espontáneamente, ahora mismo, mientras habla vaya a saber con quién a través de su celular. Sus ojos verdes claros, se encienden con una chispa diferente entonces, mientras mueve levemente su cabeza, acomodando de lado su largo cabello negro  claro con un delicado toque de su mano izquierda.

Mateo no dejaba de mirarla ni por un instante, aunque estaba tan concentrada en el celular que ni cuenta se ha dado de que la observaban. Se hacen las 9:30 de la noche,  ya aún pese a la poca gente que hay en el bar a esta hora, cuando cae la noche y está llegando el momento obligado del  regreso a casa. Dudo que llamase su atención de alguna manera. Corta, apaga el celular para guardarlo en su cartera, que cuelga en el respaldo de la silla. Vuelve a servir redd´s en su vaso, para beberlo mientras dirige su mirada hacia el amplio ventanal. Tal vez ahora mismo toda su atención se halle atrapada por algún insignificante detalle, de esos que dejan a uno en silencio.

Mateo aún sigue viéndola al tanto de quién es el afortunado al que, evidentemente, espera. Mientras Joaquín con algunos tragos encima bailaba con aquella mona curvilínea que hace 15 minutos andaba acechando. La de Pelo negro a la que tiene hipnotizado a Mateo, se muestra sorprendida, volvió a sacar el celular y creo que está leyendo un mensaje de texto. Adivino por su reacción que algo no le ha caído bien. Baja la cabeza, afligida, llevando su mano derecha hacia la frente en un claro gesto de resignación. Afuera, el viento sopla algo más fuerte que lo habitual, anunciando agua nuevamente. De inmediato, las primeras gotas comienzan a caer copiosamente sobre el pavimento. Mateo como siempre está preparado trajo el paraguas.

Resignado Mateo hace una seña para que Pipe el ayudante le venga a cobrar lo que consumió. Se despide de Joaquín que quedo más entretenido. Se levanta, toma su morral, voltea para dirigirse a la puerta da una mirada a su izquierda pero se lleva la sorpresa que se ha ido, por su cabeza pasa: debió salir no hace mucho. Habré su sombrilla, camina una cuadra más abajo y en la esquina, cerca de un parque la ve, la misma peli negra, de bolso dolce gabbana  blanco que llevaba, estaba mojándose. Inmediatamente Mateo se acerca y sin decir ninguna palabra dirige su paraguas hacia ella. Gracias le dice: mi padre tenía que pasar a buscarme con el auto, pero se demoró en el trabajo. En eso se aproxima un taxi. Mateo le ofrece tomarlo, aclarándole que puede  esperar el próximo. Y la Peli negra amablemente le dice: no, lo compartimos, y sonríe. Mateo abre la puerta del taxi y le permite el acceso a la nena sonríe, sube y le pregunta: Como es tu nombre. 

Farid Cáceres.

sábado, 18 de febrero de 2012



Como si su intención fuera que nadie la viera, allá esta escondida, rodeada por muchas matas y por momentos, de algunas personas que eligen ese lugar para ir a hacer diferentes cosas.

Ocasionalmente hay gente sentada en sus sillas y mesas, no siempre están llenas, de pronto por la lejanía de este lugar  con respecto a los otros lugares de la u que la gente mas frecuenta, pero los que siempre van,  son personas que de seguro están descansando luego de alguna actividad física.

Lo mas seguro es que todavía hay gente que no conoce ese lugar, o también otros que ya salieron de la u y no la conocieron, y si lo hicieron, lo mas seguro es que no  se quedaron mucho tiempo ahí. Por eso no es necesario que este mucha gente pendiente de eso, solo los suficientes para que te entiendan en lo que necesites. Es como estar debajo de una montaña, como si allí empezara una, y desde ahí, puedes ver los partidos que quieras, distraes la vista y el apetito si quieres. 


José Luis Poveda Seligman

Descripciones

Teniendo que describir un lugar de mi alma mater, me propuse a buscar uno que no hubiera visto nunca, que se viera privado y confidencial, donde hubiera un letrero de solo personal autorizado. En su búsqueda me atrapó un sonido extraño, ruidoso y fastidioso, que no había escuchado antes o no me había detenido a escuchar. Me acerque a la puerta y sentí el olor a una especia de barsol o un dilusor muy fuerte, que junto con el sonido me dieron ganas de retroceder. Un tanque lleno de trapos y montañas de papel aguardaban la entrada, al fondo dos maquinas con rodillos enormes, llenos de granujas, manubrios y palancas, que se veían muy difíciles de manejar hasta para un mortal, el sonido era intermitente, cuando no era ruidoso se escuchaba al fondo música americana de los años 80’ que provenía de un pequeño radio con la antena hasta el techo detrás de las grandes maquinas, grandes monstros come papel que escupían tinta. Me acerque a otra máquina en una esquina que desde la puerta no se puede apreciar bien y me pareció más bonita y futurista, pregunte por sus funciones y de inmediato me transportó a la edad media cuando los reyes decapitaban a sus siervos, el papel es en este caso los siervos que deben ir a su destino. De este lugar solo se podía apreciar las mesas y las maquinas, no era un lugar muy alegre pero llevaban siempre un ritmo musical aunque ruidoso entre sus quehaceres.

Por: Melissa Ramirez Restrepo