Un día del peor mes del mejor año (Enero de 1989), vio por primera vez la luz el, un niño de piel trigueña (o eso dice el registro de nacimiento) y crespo de los pies a la cabeza. Nació en la ciudad del carriel y las montañas, la de "la eterna primavera", aunque de eso último solo quedan los cuentos de los abuelos. Su parto fue el primer gran acontecimiento del año, o eso ha creído siempre. Luego caería el muro de Berlín y Atlético Nacional ganaría la copa Libertadores.
Hizo el esfuerzo de criarse entre un par de mujeres, la que lo "parió" y la que lo hubiera querido parir, su tía. Afortunadamente el esfuerzo fue grande y no le quedó ninguna "maricadita", como diría su abuelo.
Estudió en una guardería de uniforme de camisa blanca y pantaloneta de cuadritos, esas que parecen un bóxer grande. Que donde te caigas te vuelves "mierda" las píernas. Mordió, lo mordieron y hasta tuvo su primer amor. Eso dice la mamá y a la mamá toca creerle. Mas grandecito, con pelitos en las piernas y empezando a salir en otras partes, entra a su primer colegio, o a la prisión, como lo llamaban sus compañeros.
Sufrió hasta que se graduó tener que ver hombres a su diestra y a su siniestra, las niñas llegaron con la universidad. Ah paraíso el que encontró cruzando ese portón. En el colegio hizo de todo, desde arquero de fútbol, pasando por el deporte de los altos (por eso lo abandonó, exceso de estatura), siguiendo por el de la pelota caliente y terminando en el ciclismo. Todos los abandonó. Luego de concluir que el deporte no era lo suyo se dedicó a otro oficio de más categoría, ser payaso. Fue recreador muchos años, desde los mimos hasta la magia todo fue explorado.
Cuando llego a la universidad se volvió "serio". Ya no tenía pelos solo en las piernas, estaba mas madurito. Empezó muy contento Negocios y los negocios lo dejaron a el. Se lo aguantó 3 semestres. Replanteó su vida, una de las tantas veces y cambió drásticamente de rumbo y llegó a Comunicación, aquí si lo recibieron con los brazos abiertos. Descubrió nuevos gustos e incrementó otros. Entre los gritos de gol ha capoteado los insultos de los bárbaros que no disfrutan del arte del que el goza.
Y ahí va, mas allá que acá en su carrera. No ve la hora, su mamá tampoco.
Buena idea y manera de expresarlo, El Edipo es interesante
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