Jaime
acostumbraba a salir junto con su amiga Andrea, Jaime siempre tenía lastima por
su amiga que al parecer no levantaba ni un mosco, y no superaba tampoco las expectativas
para Jaime de su mujer ideal, a pesar de que su personalidad era muy agradable
para él. Andrea siempre le decía a Jaime que estudiaría duro para ganar dinero
y algún día operarse, para que alguna vez en su vida así sea un hombre se
fijara en ella. Andrea siempre estuvo enamorado de Jaime, sin embargo nunca fue
capaz de confesárselo, por miedo a perder su amistad. Con el transcurso de los
años, cada uno hizo su vida y dejaron de verse por un largo tiempo, Andrea tuvo
que irse fuera del país para realizar sus estudios en medicina gracias a una
beca que obtuvo por sus buenas calificaciones, fue una de las noticias que le agradó
mucho y a la vez no, ya que eso le implicaba dejar a su amigo Jaime. Años después,
en un día muy soleado, Jaime decide tomar vacaciones y se le da por ir a la
playa a despejar un poco la mente y a pasar un fin de semana alejado del
trabajo. Jaime ve hacia el horizonte y va apareciendo una despampanante mujer que
con su cuerpo tapa un poco el reflejo del sol, lo cual atrae la atención de las
personas que están a su alrededor incluso a la de su bebe. Jaime, tranquilo y
pensativo, observa detalladamente a la mujer, la cual se le hace un poco el
rostro familiar, y se pregunta en su subconsciente; esa cara se me hace muy
conocida ¿es Andrea? O ¿solo me hago falsos imaginarios? Jaime tranquilo y
pensativo se la imagina frente a él jugando ajedrez como frecuentaba jugar con
su amiga Andrea. Con sus particulares lentes de lectura y su mirada fija, Jaime
solo la tiene como un bonito recuerdo.
Farid Cáceres
(imagen de la mujer escultural y el hombre en la playa)
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