Niña “consentida” de mami,
porque el papi sólo sirvió para donarle uno de sus espermatozoides ganadores, todo
un “champion”.
Tan consentida que estudió
en la mejor guardería del barrio, claro está, la mejor para la mamá porque era
la única. La hermosa niña estudió toda
su primaria y bachillerato en el mismo colegio, de monjas, porque los valores
inculcados por aquella institución, convertía a las niñas en personas educadas,
de buenos modales, castas y putas, digo, puras, por supuesto de la puerta del
colegio para adentro.
Esta niña malcriada, pero a
punta de chancla y correa creció en un ambiente familiar, su adolescencia no
fue para nada envidiable, jugando chucha cogida americana conoció lo que sería
sus amores de infancia. Su primer beso con el niño que besó a todas las niñas
de la unidad, claro, el chayanne baygon de barrio. Así fue creciendo y
conociendo lo que serían sus desgracias amorosas, pobre a los 13 años y ya “conocía
el amor”, como dicen por ahí “¿Barnie fue el que te hizo sufrir?”, aún dudo si
fue uno de ellos.
Todo era maravilloso, bello, y lleno de
experiencia hasta que terminé el colegio. Ay! Se terminó la época de rumba, de
conocer amores imposibles o los desagradables posibles, llegaría a un mundo que
ya conocía, tan experta ella y tan saturada de vivencias. Oh! Mundo mágico
universitario, ¿acabarías con mis penas llamadas citación de padres y uniformes
minifaldudos?, ¿conocería por fin el tan esperado y sufrido por todos “amor de
mi vida”?. Pobre universitaria, se tenía que chocar con el mundo, tenía que
salir de esa burbuja maternal, tenía que saber que la vida no era como la de
las novelas mexicanas, malditas novelas dañaron mi vida y espero que la de
muchas más.
Así pues, esta “cachetona”
como desgraciadamente le puso todo el mundo empezando por su familia, le tocó darse cuenta, poco a poco, que su denigrante
mundo lleno de princesas no era así y que sin darse cuenta, comenzó a construirse
y llenarse de pequeños momentos que han abierto su mente y que la han llevado a
pensar diferente.
Hoja debida, llena de vida.
Lina María Gallego Ramírez
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