viernes, 16 de marzo de 2012

Hoja debida_Ana maría goez




No esta en el lugar donde quisiera y por ende no sabe todo lo que ya le debería haber entrado por los ojos y nutrirle lo suficiente un conocimiento que aun no basta, tiene un cuerpo que no le sigue el ritmo, pero como a muchas pequeñeces no le da relevancia, no se preocupa de donde viene, porque si eso marcará su suerte tendría que amputarse la nacionalidad y hasta el ADN, viene sin pretensiones , y si el esfuerzo es un valor entonces es el único que la convence, se inventa en cada momento porque es una necesidad y de lo poco que ha visto, andar en radicalismos le resulta la mayor estupidez, confía en la sensación que le produce crear una historia y hacer lo que le venga en gana con toda su composición, sin egoísmos de artista, porque encantarle los sentidos a quien la recibe también es algo parecido a un placer; una ubicación espacial que la traiciona, una miopía selectiva que resulta una cualidad y una memoria que a las patadas, pero funciona.
Padece de pasiones momentáneas, pero le mete hígado a lo que es necesario, no cree en milagros malvendidos, más si en las experiencias y los raspones que se van sumando, porque de nada vale hacerse el loco con las cicatrices, se debe hacer un recuento y mirar sin espasmos todo lo que ha pasado y nos ha atravesado dejando marcas.
Viene de retazos y de disfunciones, de números que no entraron ni con ovejas y mucho menos con reglas estrelladas en  un brazo o pupitre, el gusto por la noche viene de la misma mujer que la quiso traer, ella fue quien le enseño que en la noche esta todo el silencio que se necesita, todo esto mientras la abrazaba con una manta y hacia ensayos con la misma habilidad, un hombre que le enseño que se puede montar a caballo en los hombros de alguien y que frenar una bicicleta en seco es contraproducente, una mujer grande, su merienda y el patio donde entre rendijas entraba el sol, eran su hora preferida; la escuela no trascendido, la escuela estaba en la casa de su abuela, donde mujeres se reunían en la cocina ha hablar sobre sus amores, intimidad y desaires, todo esta filosofía mientras el lugar se inundaba de un olor a tajadas de maduro, en esa cocina nació el feminismo, asegura ella; un hermano con quien no comparte la misma sangre,  pero si un gusto apasionado por los carros a control remoto y las papas fritas, el quien le hizo el préstamo más bonito,  le presto a su madre para que la criará.
Pero el encanto se fue igual que  la manta y la bicicleta,  cambio el cuerpo, las reglas y el mundo debajo de esas rendijas y el sol se derrumbo, llego al lugar donde no pasa nada, pero en realidad pasa todo, donde cada duda es el fin del mundo, esta etapa se titula: El mundo contra mi, debió pasar por tres colegios, porque si, porque no se la aguantaban, porque ella no se los aguantaba, porque que pereza las monjitas, profesores de matemáticas que infundieron terror hasta el fin de la historia, otros de religión que con refuerzos intentaron hacerla apta para una canonización, uno de arte que le costo una frustración y divorcio temporal con su creatividad, odia mucho a ese pelmazo, pero puede rescatar varios de sociales que sin querer, le crearon una pasión que hoy todavía le atraviesa todo el cuerpo, ni muy buena, ni muy mala, se movía en el mismo punto medio en el que todavía anda; en lo demás pretendía más de lo que debía, le valía un carajo la edad, pero la gravedad se encargo de zaparle el hocico en el pavimento, presionarle el hígado y enseñarle que todavía no, que no, que se calmará, estamos hablando de sus intrépidas hormonas y desastres.
Igual que lugares atravesó, ato y des-ato amistades, pocas persisten después de tanto tiempo y distancias, pocas que rescata después de pasarlas por el filtro de sus interés, filtros que se planto por sanidad.

Hace parte del cliché que no entro en la universidad publica y sintió que su existencia no valía nada, luego resucito y busco un lugar donde hacerlo, y ahora estudia en un lugar que no toma como propio, pero que resulta ser su claustro de enseñanza y aunque se queja a menudo y recae en el extremismo pesimista, debe agradecerle unos cuantos personajes que han resultado bastante nutritivos, que le han pateado el trasero y han plantado cuestionamientos; no se define, no  determina muchas cosas, no le apetece, solo quiere irse, no por huir, es la necesidad de tener más opciones en las manos y un acto valido de rebeldía con la comodidad, lo que más la revienta es escribir y la parodia esta en que es lo que más desea hacer, todo esto y demás planes, están plantados en un: por ahora, luego verá que pasa, como siempre.


Ana maría goez chavarriaga.

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