El CAGUAN
La verdad, no sé por qué nunca me ha llamado la atención visitar este
lugar, a lo mejor será porque está un poco alejado de todo lo que comúnmente
frecuento. En esta ocasión quise caminar hasta allí. Me parece que siempre hay
que subir bastantico, y si pensamos en el tiempo que tengo entre una clase y
otra para tomar o comer algo, pues creo que seguiría visitando los más
cercanos.
El lugar tiene un kiosco con
nueve mesas metálicas color plata, que dicen “Boston”. Las patas de las
mesas son negras de hierro, no son rectas sino circulares. Las sillas de las
mesas son de pasta rojas con espaldar.
Cada mesa tiene encima maletas de todos los jóvenes que se encuentran
jugando en la cancha sintética que hay al lado derecho. Esta cancha está
cubierta por una maya de aproximadamente cinco metros de altura en cada lado.
En los extremos y en los lados tiene postes con lámparas blancas. Pero
volviendo a la tienda, en una de las mesas se encontraban dos hombres con jean
y camisetas blanca y azul comiendo perros con coca cola. El lugar tiene algo
especial, desde que llegas sientes el olor a perro caliente o a salsas y creo
que esa es la especialidad del lugar.
También hay dos barras en madera pintadas de color rojo, con dos metros
de largo cada una. Hay varias basureras; una gris, una verde y una azul. El
techo del kiosco es rojo en metal. Cada mesa tiene conectores de energía para
los que van a estudiar y conectar su pc desde allí. En una de las esquinas
están ubicadas las botellas de gaseosa en cada caja. Tienes nueve filas de
gaseosas y están bien organizadas.
En la caseta de la tienda se encuentra un hombre moreno, de estatura
baja atendiendo siempre el lugar. La caseta es un poco estrecha pero por dentro
todo lo tiene muy organizado y atractivo para los estudiantes.
Creo que este lugar lo visitaré cuando tenga un antojo especial de perro
caliente o quiera tomar algunas fotografías en las canchas que hay alrededor.
No existe todavía otro gusto especial aquí.
LAURA MORENO GAVIRIA
Complejizar el lugar
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