la sangre
“La sangre solo sirve para hacer morcilla” es una frase utilizada por mi señora madre con gran frecuencia pues a ella le ha tocado padecer el desprecio, la calumnia, la envidia y la humillación por parte de sus propios hermanos. Parece que la vida es todo un ciclo y que por alguna razón que no sabría explicar a cada nueva generación le toca repetir un poco lo sucedido en la generación pasada.
Mi madre y mi padre gracias a la genética y al fruto de su amor pudieron procrear dos bellos hijos, la primera una mujer y cuatro años después el varoncito. Cuatro años puede parecer mucho pero en realidad es muy poco y más cuando se habla de la formación de un ser humano, por eso hermanita esto es para ti con sentimiento.
Somos hermanos pero no lo somos, nuestros padres son los mismos pero al parecer es lo único que nos une pues somos tan diferentes que desde el físico hasta nuestra forma de ser todo un contraste difícil de interceptar en algún punto: tú eres alta, yo soy bajito, tú tienes piel clara como mi papá, yo soy moreno como mi mamá, tú tienes un carácter fuerte y difícil, yo soy tranquilo y humilde, tu eres prepotente, altanera, no te importa el medio para conseguir lo que quieres, yo soy feliz con lo que tengo, con los que mis padres han podido hacer por mí y valoro lo poco o mucho que he conseguido en la vida por mi propia cuenta, al contrario tu eres ambiciosa quieres más y más, no te importa mentir y explotar para conseguir las cosas materiales que tanto te llenan. En fin, mi intención no es resaltar lo buena o mala persona que eres, lo único que quiero con todo esto es que sepas que de tu parte he recibido muy poco y citando a mi madre de nuevo digo “hay que sembrar para poder recoger” por ende si tú no has cultivado en mi buenos sentimientos hacia ti en estos 24 años es muy difícil que de la noche a la mañana pretendas que yo sienta admiración, agradecimiento, y peor aún, que te vea como un modelo a seguir, discúlpame pero prefiero seguir siendo como soy aunque para ti no valgo mucho por no ambicionar cosas y dinero.
Nuestra relación nunca fue de hermanos hasta ahora que estamos grandecitos y hemos aprendido a ayudarnos el uno al otro, pero aún quedan grandes brechas entre ambos que impiden que haya confianza, camaradería, incondicionalidad y por lo que veo esas brechas no se cerraran, se necesita un cambio radical de actitud que es muy difícil de lograr, solo espero que a pesar de todo nos sigamos respetando como siempre y cada uno sea feliz y lograr sus metas de la forma que más le agrade.
Monsalve Ayala
Bien
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