viernes, 10 de febrero de 2012

VIOLETA


VIOLETA

Mi cosita preciosa, mis bigotitosh, mi gorda, mi todo, gracias por llegar a mi vida en el momento en el cual me sentía más sola, y en el cual mi corazón estaba completamente destrozado. Te convertiste en parte de la familia y en uno de los seres que más adoro en mi vida; te has convertido en mi felicidad de cada mañana, al poder sentir esos bigotitos rosando mi cara como el mejor de los buenos días.
A pesar de que no puedas hablar, estás conmigo en los buenos y malos momentos, y aunque eres pasada de mimada, grosera y dañina, siempre me recibes moviendo ese mochito con una felicidad que nadie más la puede igualar, la misma que siento al saber que siempre tendré a alguien que me espera para comer y sacarla a hacer sus necesidades fisiológicas. La verdad no sabía a quién escribirle esta carta, pero al ver esa ternura en tus ojitos no lo pude evitar, lástima que nunca la leerás, pero aún así, mi amor por ti es inmenso e inigualable. Espero que algún día arregle los muebles de la casa que dañaste por completo, y comprarle a mi mamá todos los zapatos y ropa que destrozaste, pero no importa, eso son obstáculos mínimos que nunca van a sobrepasar este cariño que siento por ti.
Te amo desde el día que llegaste a mi casa, donde parecías un peluchito más sobre mi cama; sólo quiero que sientas que te amaré hasta que mi vida termine, y creo que nadie recibirá el amor que te doy cada día. Nunca olvides que me siento orgullosa de mostrarle al mundo lo hermosa que eres (aunque la mayoría diga que pareces un murciélago y que eres demasiado fea para existir).
Nunca olvides que eres una de las razones de mi vida y creo que ya me pasé de melosa, pero con algo tenía que rellenar esta mitad de hoja. Te amo infinitamente y por siempre seré tu mamá de crecimiento. 

Tú mamá, Lina Gallego. 



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