“UNA DESPEDIDA PARA SIEMPRE”
Como hace tanto, vuelvo a la niñería de escribir ¿Para qué excusarme diciendo que no podría decirte todo esto a la cara? Creo que eso ya lo sabes, como también sabes que ni siquiera puedo mirarte sin que me venza el llanto. No tengo excusa, pues es más un desahogo que un intento de algo contigo. No se por qué lo hago. Algunos -pobres ilusos- creen que es una manera de superarlo, de darle fin definitivamente. Acto seguido me dicen que no se me ocurra mostrártela... ¿pero qué más dará ya? ¿Qué me queda por perder? porque desde luego, a ti, poco a poco y casi sin darme cuenta, hace mucho tiempo te perdí. De ninguna manera quiero parecer nostálgica, solo quería sacar de mi memoria lo que muchas veces no te dije y lo que pudo en algún momento ser importante y que ya hoy es parte del pasado muerto; ese tiempo que parece estar estático en mis recuerdos y que me lleva a sentirte siempre vivo en mí, como parte de lo que pasa siempre pero nunca se va o se olvida.
Hay tantas cosas que se me quedaron en mi cabeza, en mi vida, que no se me ocurrieron, por los nervios, por la angustia del momento, o quizás por otra cosa, decirte aquella noche... ¿Cómo iba a imaginarme lo que estaba pasando? Ni siquiera en ese momento en el que me dijiste tantas cosas que hirieron, al tanto insistirte en sinceridad, que todo se había acabado, pude darme cuenta de que a partir de ahí jamás volvería a besar tus labios, a sentir un abrazo tuyo o acariciarte. ¿Y sabes qué? Hoy, a casi unos dos meses de todo eso, aún no me he dado cuenta. Cómo afrontar que no volverás a llamarme, que no cruzaremos miradas, que no me insistiremos más, que no nos volveremos a cuestionar como es el presente del verbo Saber...
Aun recuerdo nuestros días, y algún desafortunado que estaba allí, eran testigos de nuestras caricias. Cómo iba a saber yo que lo que para mí era tocar el cielo para ti era monotonía...
Los recuerdos se me vienen encima sin poder evitarlo, los recuerdos y sin querer darme cuenta, también todo lo demás. Mientras escribo todo esto pienso, pienso, y no me creo que esté hablándote a ti, hablándole a alguien que ya no existe. Porque ya no existes, CAMILO. El chico que me llamó esa tarde de hace 8 días no era el mismo con el que compartí cama, sueños, y un futuro. ¿Qué fue de todo lo que habíamos planeado?
Me dijiste que lo acabaría superando, que poco a poco, con el tiempo, terminaría olvidándote ¿realmente te creíste esas palabras? porque conforme va pasando el tiempo, voy dándome cuenta de que no sólo no consigo olvidarte, sino que te quiero igual.
Me dijiste que lo acabaría superando, que poco a poco, con el tiempo, terminaría olvidándote ¿realmente te creíste esas palabras? porque conforme va pasando el tiempo, voy dándome cuenta de que no sólo no consigo olvidarte, sino que te quiero igual.
Me hubiera gustado verte otra vez, poder mirarte a los ojos y decirte cosas que no se contarle a nadie, Sólo que de haber sabido que la última vez que te cogí de la mano iba a ser la última, no habría dejado de hacerlo; si hubiera sabido que la última vez que abracé tu cuerpo iba a ser la última, no te habría soltado; de haber sabido que la última vez que te besé iba a ser la última, no habría parado, de haber sabido que la última vez que te ame era la última.....no hubiera terminado.
Te conozco, aunque creas que no es así, y sé que no habrá respuesta a esto, que no encontrarás ni respuesta ni motivo para hacerlo. Ahora ya sé que te he perdido, que lo he perdido todo. Y aún así no puedo dejar que te vayas para siempre de mi vida y me olvides sin que sepas que no te guardo rencor, que lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y que tú nunca ibas a ver en mí lo que yo en ti. Quiero que sepas que te amé desde el primer día y que te sigo amando, ahora más que nunca, aunque te pese. Los recuerdos de tu mundo me invaden noche y día, o de ese mundo que yo inventé para ti, para nosotros. Contigo me transportaba, dejaba a un lado los problemas, los agobios, para refugiarme en ti, a escucharte hablar de tu vida, tus historias Lo echo todo, tanto de menos...
ALEJANDRA QUINTERO PATIÑO
Excelente
ResponderEliminar