Ma’am
A vos me une un hilo muy sutil, que aunque nos conozcamos desde siempre, a veces ni siquiera las dos lo percibimos, porque es tan alterable, que parece nunca haber existido, yo te reconozco muy poco mujer, y ese poco lo percibo en mi; entiendo muy bien de tus ansiedades, de la necesidad de mudar el rostro y de la torpeza para abrazar, por que con mucho cuidado me los diste, y yo sin tener otra opción o saber que era lo que te antecedia, los tome; no ando huyendo como crees, siempre estoy acá, solo que te empiezas a ahogar cuando te pesan tus descuidos y no puedes gritar porque solo hay ausentes, tengo un reproche mayúsculo que entre sintomas puedes entender, pero no voy a decírtelo, no porque lo desconozcas, es porque me desdibujaría por completo el dia que te exigiera; me desconsuela saber que disimulas muy bien y que dentro anulas algo de nuevo, algo que seguro pudo habernos redimido a las dos; yo te quiero siempre y me dueles porque he podido prescindir de cualquier hilo, pero de este no, es el más frágil y el único eterno; no entiendes de donde vienes y cual era el carácter de las vísceras que te fallaron, pero yo las conocí, a ella y a vos, y te puedo decir que lo que nos aqueja es obviar todo lo que se entrevea como amor, la distorsión y los renombres son tantos que no ha quedado una fracción de el, aun así nadie se ha retirado, porque sabemos que lo que padecemos es inherente e imprescindible para sujetarnos.
Ana María Goez
Faltan puntos aparte
ResponderEliminar