Entre
un café y otro se conocieron. Un lugar lleno de tradición envuelve una nueva
historia que ascenderá quizás, a más de una conversación. Las fotografías
alrededor me hacen pensar en cada uno de los que llega a este lugar. Pensar en
la historia que empezó y que aún perdura
en el tiempo de la modernidad.
Sus
sillas tan tradicionales y cómodas me trasmiten a una época en la que el amor
se la jugaba en un todo por el otro. Hoy entran y salen como lo hubiese hecho
mis abuelos en su época, tranquilos, serenos y sin miedo de decirle al mundo que se aman, sin
miedo a regresar al caos de una ciudad que crece día a día sin pensar en cada uno de los segundos que dejamos de estar
con ese ser que mas queremos, es entonces donde me veo y miro en mí a un ser
sólo y frío que ha permitido que la vida pasa sin darse cuenta de esos pequeños
pero llenadores detalles.
Ellos
están ahí, el tiempo se congela, la tertulia amerita un café más, no se pueden
marchar sin recordar que cuando jóvenes su historia se ligo a este lugar. Con
sus manos llenas de sabiduría y experiencia él la toma de la mano, ella, tan delicada pero a su vez llena
de misterios, recuerdos que simbolizan el amor del pasado y es, esa experiencia
que durante 55 años le permiten estar
sentada como toda una dama frente a las memorias del pasado. Tras sus canas
lucidas la energía de entender que el
placer de la vida, está en tomarse el tiempo y conversar de lo que pasó
o de lo que hubiese pasado sí... Sí un
día no hubiesen tomado la decisión de dispersar sus caminos.
No
se atormentan por nada. En un lugar tan cálido lleno de una historia que marca
las pautas de la vida de aquellos que se han dado el gusto de pasar por esto,
que se ha convertido más que en ladrillos impuestos por el hombre.
Un
sonido al fondo refresca mi espíritu y quizás más el de ellos que durante
décadas se han sentado ahí, en esa misma mesa con la única intención de
congelar el tiempo y el espacio.
Molduras
de lindas historias es el reflejo de una
vida que merece vivir la intensidad de las pasiones, bajo las conversaciones
más tiernas a los puntos intelectuales más elevados. No es raro ver la pasividad de algunos con la que toman
su libro que pinta más de algunos años, pero que aún vale la pena leer. Pero
esto solo será con la única intención que llegue su amigo, su camarada con una
amistad de más de 45 años y discutan las
políticas sociales de esos tiempos y los viejos, en que los Rojos fueron vistos
como los malos que marcaron la historia.
En
este club de abuelos que viven
intensamente cada uno de los segundos que restan a su vida, es la ilustración
más sabia de una vida cargada de energía que no se rinde frente a los grandes
inventos modernos y es por esta caracterización
la máxima representación de unas generaciones que de manera apasionada
cada día escriben su historia al venir a refutar lo que su compañero dice
frente a la economía de su País.
Sindy
Carolina Londoño Posada.
El Astor???
ResponderEliminarbuen texto
SI. Es el Astor.
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