Chuparle el pico a un águila realmente nunca me ha llamado la atención, soy más un héroe de esos que les encanta la Pilsen, bueno pero la que tenía ese sabor colombiano mucho antes de que a bavaria lo comprara la SabMiller.
Aunque ya saben todos que la cerveza águila no me gusta, y la Pilsen ahora si que menos, este objeto me recordó aquel buen momento que disfrute con 3 letrados; dos profesores que se pasan de excéntricos, claro está en su forma de pensar y una profesora, que ahora no tengo ni puta idea quien es.
Yo solo pretendía verme un partido de futbol, de la Selección Colombia por supuesto, y mientras “cerveza” convencer a el Profesor; famosos por parecerse a un actor animado de una película, que “sabra el putas” como se llama, de que no poseía disponibilidad alguna de realizar sus trabajos en un blog (pero aquí estoy, tratando de no rajarme en esta nota). Mis argumentos fueron insuficientes, a decir verdad acepto que fui un “conchudo” pues ellos me invitaron a tomar y fui yo quien debí haber llegado con la botella de Absolut y eso que estudio RRPP.
El poeta
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