Por: Juan Sebastián Delgado Gil
Lo primero que debo decir es, si no te preparas para lo que
vas a encontrar, te vas a aburrir a los diez minutos de película. Y cómo no
aburrirte si es una cinta, primero en blanco y negro y segundo muda. Es casi
imposible concebir una apuesta así en pleno siglo del color y la “bulla”, ahora
entre mejores efectos, escenas más peligrosas o en su defecto viejas en pelota,
más taquillera. Caso un Ávatar, Los Vengadores o Titanic, las tres más han
recaudado en la historia. Pero con esta introducción no quiere decir que me
aburrí viéndola, al contrario, en esta película de Michel Hazanavicius, se
encuentran elementos bastante interesantes. Como lo fueron en los años 30,
época de auge del cine mudo, de la mano de personajes como Charles Chaplin, en
esta cinta, el esfuerzo de los actores por mostrar con sus gestos lo que “deberían”
decir con palabras, sin llegar a la exageración, es bastante importante. Jean
Dujardin, el protagonista de la misma, logra por momentos devolvernos a las
majestuosas actuaciones de películas como “El acorazado Potemkin”, donde los
“gestos” tenían el mejor sonido. Pero no puedo generalizar, también, y no era
de esperarse, hay momentos en que esta cinta tiene los mismos elementos de
cualquiera “hollywoodezca”, pero con un elemento diferenciador, no hay sonido.
Volviendo al inicio, donde decía que si no estaban preparados
y todo eso, aclaro porque lo dije. Aunque muchos ven cine, por entretenerse y
otros simplemente por verlas, por dárselas de cultos y decir “yo ya me la ví”,
esta es una que debe tener una preparación previa. A pesar que ganó 5 premios
de la Academia, entre ellos mejor película, uno debe saber que no es una
película “normal”. Estamos en el 2012, han pasado más de 70 años desde que el
sonido se impuso en el cine y por ende la mayoría de los que llenan las salas
de cine, tal vez en su vida habrán visto una cinta en blanco y negro y menos,
muda y seguro no entenderán o mejor no disfrutarán de lo que no se ve a simple
vista, esos detalles entre escena y escena, ese amor implícito que hay entre
Peppy Miller (Berénice Bejo) y George Valentin (Jean Dujardin) pero que nunca
se ve directo, como en otras donde el protagonista
besa a la coprotagonista desde la segunda escena, entre otros detalles que no
se ven a simple vista y que requieren de un cierto grado de conocimiento previo
(en cuanto a lo que una película con esas características tiene) y un grado de
concentración que, por ser en blanco y negro y muda, no es fácil de tener.
Pero bueno, no estoy diciendo en ningún momento, No se la
vea, simplemente, desde mi punto de vista, si no ha visto en su vida una
película muda o por lo menos en blanco y negro, es probable que no la disfrute
mucho y se a los diez minutos se duerme, tranquilo, como usted a muchos les
paso lo mismo. Por último, dejo una pregunta abierta, ¿Por qué una película
como ésta, ganó cinco premios Óscar, por encima de cintas con directores u
actores de mucho recorrido como, War Horse (Steven Spielberg), Hugo (Scorsese),
Midnight in Paris (Woody Allen), entre otras?
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