sábado, 19 de mayo de 2012


Experiencia

Una de las expresiones más bellas e invaluables de la humanidad es el arte. Es a través de éste como el hombre por siglos ha intentado plasmar sus experiencias, sueños, anhelos, tristezas, alegrías, frustraciones y un sinnúmero de sentimientos, emociones y realidades que han acompañado su vida y han formado parte de su experiencia vital.

Es por ello, que los museos se convierten en la puerta de entrada a otras realidades o quizás las nuestras pero interpretadas en otros momentos y por otras personas. Realidades mágicas que logran fusionar colores, olores y sabores y trasladar al espectador a ese instante de creación.

Un artista plasma y recrea imágenes según diferentes contextos y circunstancias por las que atraviese, el espectador dada su capacidad de interpretación y análisis puede llegar al punto exacto que pretendía mostrar el creador, es en éste momento que el observador logra una conexión imaginaria, un lazo muy fuerte con el artista, convirtiéndose ello en un momento de éxtasis para el espectador que en instantes es abordado por la técnica, el color, los trazos y el conjunto y trasladado al instante que representa tal obra.

Existen otros muchos momentos en los que el espectador interpreta lo que el artista quería trasmitir, para ello se contextualiza con el autor, con las circunstancias del mismo, con el tiempo y el contexto, logrando si bien no llegar al denominado punto exacto, pero si logrando un disfrute máximo de la obra, pues ella le ha transmitido muchas sensaciones.

Hay otros instantes en que una obra de arte en muchas ocasiones no logra conexión con el espectador y simplemente se convierte en obra de arte y con muy buen dominio de técnica y color, pero cuando ésta a partir de un solo trazo o quizás del multicolor logra penetrar en el espectador, éste es entonces trasladado hacia aquel momento en donde el individuo está deseando profundamente permanecer inmutable allí.

De tal manera que un cuadro para algunos, obra de arte para otros, dibujo para otros tantos puede generar un sinnúmero de emociones o bien no generar absolutamente nada todo dependerá de la conexión con el espectador y la interpretación que éste hace de la obra; por tal motivo ir a un museo se convierte desde la experiencia más enriquecedora hasta la más nefasta según el lazo  penetración con quien lo visita, pero lo más importante y quizás lo más valioso es que por fortuna el hombre haya encontrado la forma de expresar tantas emociones, sentimientos y vivencias en un lenguaje tan bello con es la pintura.

ALEJANDRA QUINTERO PATIÑO

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