Desde
pequeña me ha gustado el teatro, esa magia que nos envuelve detrás de unas
viejas tablas con un olor que nos muestra todo su maravilloso y delicioso
pasado.
En
esa noche de sábado no sabía del todo lo que me esperaba, había escuchado hace
mucho sobre la obra, pero nunca imaginé lo que esa noche me iba a mostrar. El
teatro, aunque pequeño tenía algo que me hacía sentir tranquila y de alguna
forma en casa, los espectadores emocionados esperábamos el momento en que el
porno que no sólo veíamos por YouPorn o las revistas de Playboy se postrara
ante nuestros ojos.
La
obra en la medida en se iba desarrollando fue grandiosa, nunca imaginé lo
explícitos que podían ser, cada gesto, gemido, posición, fetiches, risas y
hasta desilusiones que nos causa cada momento sexual por el cual hemos vivido o
por qué no, viviremos; fue una de las mejores obras en las cual he podido
estar, me encanta la forma que tratan el sexo, sin tapujos, sin esos tabús de
mierda que esta sociedad solapada nos ha querido meter. Esa forma de pensar y
actuar que nos mostraron del sexo, debería ser la forma la cual todos los
humanos deberíamos tener frente a este acto tan normal y tan cotidiano que nos
llena de placer.
El
sexo nos llena de vida y no debería ser un tema para taparnos la cara frente a
la sociedad y levantarnos los calzones
ante cualquier individuo sin protección y sin la suficiente madurez.
Lina
Gallego
No hay comentarios:
Publicar un comentario