El hombre, aquel que niega sus
propias tendencias, tiene dos opciones.
La aberración o la superación, la
primera habla solo del hecho de aceptar las
tendencias sin intentar cambiarlas, haciendo caso omiso al instinto
natural de volutad, de sentido de bondad y de sentido de altruismo, el hombre
aquel que se conforma, que se siente solo, pero no es lo suficientemente fuerte
para hacer algo altruista para cambiarlo, PODRIA ser fuerte y reprimir sus
tendencias dañinas o buscar una pareja
real sobre la cual tenga una relación y un intercambio y satisfaga sus
necesidades, entre otras cosas porque tiene una autoestima baja que lo hace sentir incapaz de ser pareja, de
actuar como pareja y es lo suficientemente perezoso para preferir el camino
fácil, la catarsis.
Luego de estas tendencias ser
satisfechas, viene el sentimiento de culpa y la sensación de asco, que trae las desvirtuosidades del alma, la
pérdida del auto respeto.
quien es miserable se hace más
miserable por que carga con sus culpas y no las cambia, las acepta, como acepta
su desdicha y acepta que n es fuerte para cambiar.
La superación habla de lo
contrario, del autodominio y el control , de la fuera creadora de voluntad, de
crecer y volverse un diamante, tajante, y cortante, de pulir sus propios defectos
hasta convertirse en una piedra angular,
un diamante perfecto, pulido es la batalla interna de sus propias expectativas
y anhelos, de desear ser mejor, esto es mejorar y esta es la figura
caricaturesca del teatro , las dos caras
del hombre.
Leidy Lan
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